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Ayer, con motivo de las fiestas en honor al Santísimo Cristo de la Sala, se estableció un año más en Bargas el «Punto Violeta», un instrumento para implicar al conjunto de la sociedad en la lucha contra la violencia machista.

En esta edición, el punto se centró de manera especial en la prevención de la sumisión química, una de las formas más invisibles y peligrosas de violencia sexual. Para ello, además de tapavasos de prevención, se entregaron pulseras centinela, un innovador recurso de autoprotección que ayuda a detectar si una bebida ha sido adulterada con drogas.

Estas pulseras funcionan como un test rápido: al colocar unas gotas de la bebida en su superficie, el material reacciona cambiando de color si detecta sustancias utilizadas para anular la voluntad de la víctima. De esta manera, se ofrece a la ciudadanía una herramienta práctica para reducir el riesgo de agresiones sexuales por sumisión química, especialmente en entornos de ocio.

El objetivo del Punto Violeta es extender, de forma masiva, la información necesaria para saber cómo actuar ante un caso de violencia contra las mujeres. Estos puntos no sólo acompañan y actúan frente a agresiones, sino que también informan sobre cómo proceder, son espacios de escucha y apoyo, y promueven la implicación activa de toda la comunidad.

Además de atender a las víctimas de posibles agresiones, el espacio se convirtió en un lugar de aprendizaje y concienciación. Quienes lo visitaron pudieron participar en actividades lúdicas para informarse sobre igualdad de género y reflexionar sobre la importancia de prevenir cualquier forma de violencia.

El Punto Violeta estuvo atendido por el equipo del Centro de la Mujer de Bargas, profesionales expertas en violencia de género, y fue promovido por la Concejalía de Igualdad, reafirmando el compromiso del municipio en la creación de entornos festivos libres de violencia machista.