La tradición taurina en los festejos bargueños está muy arraigada. En Actas de Plenos municipales celebrados en 1899 se hace referencia a lidias de novillos, dando orden de inspeccionar la construcción de toriles y tendidos para los encierros. Pero aún antes, en 1890, se aprueban unas Ordenanzas municipales de Policía y Buen Gobierno, que contienen un capítulo dedicado a regular las fiestas populares y religiosas, mandando, entre otras cosas, la limpieza de calles para el paso de carruajes y caballerías y la quema de fuegos artificiales.
Ya a principios del siglo XX, en Actas Plenarias se hallan referencias en torno a las medidas a tomar para celebración de novilladas en honor del Stmo. Cristo de la Sala, recabando autorización al Gobierno Civil, y será en 1944 cuando se inicien las gestiones para montar una plaza de toros de palos que, más tarde, a principios de los años 60, es sustituida por una portátil de madera, hasta que en 1977 se construye la actual Plaza de Toros de Bargas.